jueves, 27 de junio de 2013

MIENTRAS UNOS PAGAN EL GOBIERN APUESTA POR LA AMNISTÍA FISCAL, RECORTAR DERECHOS Y MENTIR SOBRE LA CORRUPCIÓN

Vengo de pagar la renta y me he acordado de ti

IU ve "muchos más fantasmas" sobre el informe de las fincas de la infanta tras las "no respuestas de Montoro"
Vengo de pagar la renta y me he acordado de ti, y de la infanta, y de su DNI. De ti, ministro Montoro, y de tu risa, de tus promesas y tu amnistía fiscal. De ti y del programa PADRE, y de su madre, y de vuestro programa electoral.
Me he acordado de Luis Bárcenas, y de las cuentas en Suiza. De Lionel Messi y don Emilio Botín. Me he acordado de Fasana y de Correa. De Rudy Walner y de Iñaki Urdangarin.
Me he acordado de los sobres y los recortes; de Carlos Fabra y la Conferencia Episcopal. Me he acordado de las cajas y del rescate. De los desahucios y del Valencia Fútbol Club.
De las becas "excelentes" y los tijeretazos en la sanidad. Del "que se jodan" de Fabra y del plasma de Rajoy. De los despidos "en diferido" y de la reforma laboral.
Vengo de pagar la renta y no lo puedo evitar. Me acuerdo del banco malo, la banca suiza y las SICAV.
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Firmado: un contribuyente encantado de pagar impuestos, pero que a cambio pide un poquito de ejemplaridad.

martes, 25 de junio de 2013

ESTUDIARAN LOS RICOS Y MENDIGARÁN LOS PPOBRES

Las becas son para los pobres (y por eso las recortan)

La foto se tomó en la década de los sesenta en el patio del colegio de Nuestra Señora del Pilar, la cuna educativa de la élite de Madrid durante el franquismo. El segundo de la fila de atrás por la derecha es el jovencito José María Aznar. A su lado, un tal Juan Villalonga, su compañero de pupitre, al que años después Aznar nombraría presidente de Telefónica. En este mismo colegio también estudió José Ignacio Wert. Y Pío García Escudero. Y Juan Abelló. Y Alfredo Pérez Rubalcaba. Y Juan Luis Cebrián. Y Luis María Ansón. Y Rafael Arias Salgado. Y Alberto Cortina. Y Alberto Alcocer. Y Javier Solana… Y tantos otros alumnos de familias bien, de los que nunca han necesitado una beca para poder estudiar.
El Nuestra Señora del Pilar es un buen colegio, pero no el mejor. En la clasificación de la Comunidad de Madrid aparece en el puesto 26, por detrás de otros centros de zonas más humildes que el exclusivo barrio de Salamanca de la capital; le ganan varios colegios públicos de Léganes, Coslada o Torrejón de los que casi nadie ha oído hablar. ¿Por qué razón entonces hay esa enorme concentración de políticos y empresarios entre los antiguos alumnos del Pilar? La respuesta es bastante obvia: porque no tienen las mismas oportunidades en la vida los hijos de familias pudientes que los de las clases populares. Porque no es lo mismo un fulanito que un Wert o un Aznar.
Los alumnos de familia bien siempre se pueden permitir algún desliz; " unos años irregulares, por decirlo de alguna manera", como cuenta de sí mismo José María Aznar en su autobiografía. Estas son sus notas del preuniversitario: un 6,4. Una décima menos de lo que ahora quiere exigir José Ignacio Wert para que un alumno de una familia sin recursos pueda estudiar.
“La pregunta que hay que hacerse es si ese estudiante que no puede conseguir un 6,5 está bien encaminado o debería estar estudiando otra cosa”, asegura José Ignacio Wert. Su argumento es falaz, pues mezcla el esfuerzo con el derecho a la educación. Demuestra a las claras el desprecio clasista de un José Ignacio Wert que no tiene ni la más remota idea de lo que supone tener que dejar los estudios por no poder pagarlos. No se lo puede ni imaginar. Nunca lo ha visto: es imposible que se pueda poner en su lugar.
No es lo mismo un 6,4 para todos los estudiantes. Si te llamas Aznar, de los Aznar de toda la vida, puedes llegar a presidente del Gobierno; si eres un fulanito de familia humilde y necesitas la beca, con ese mismo 6,4 tendrás que dejar la universidad y convertirte en otro joven parado sin formación. No es tampoco idéntico el esfuerzo que tiene que hacer un alumno que solo estudia que el de aquel joven que, además de estudiar, necesita trabajar de camarero para pagarse la universidad. La trampa añadida es que todos los alumnos de la universidad pública están becados –casi el 80% del coste real de la matrícula lo paga el Estado–, pero no todos tienen que enfrentarse a los mismos obstáculos para poder seguir estudiando. Es tan obvio el dislate que hasta el propio Partido Popular no quiso respaldar las palabras de un José Ignacio Wert elitista y prepotente que cada día se retrata más.
La verdadera pregunta que hay que hacerse es si ese ministro al que los españoles otorgan una nota del 1,7 en el CIS no debería estar haciendo otra cosa.

"La mejora de eficiencia se hace a costa de las clases populares"

El sociólogo José Saturnino Martínez considera que la reforma del sistema de becas aumenta las desigualdades: "Deja fuera a los que no pueden pagar".
José Saturnino Martínez García
José Saturnino Martínez García.
José Saturnino Martínez es doctor en Sociología por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Fue vocal asesor en el Gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero entre 2007 y 2011 y en la actualidad es profesor de Sociología en la Universidad de La Laguna. Experto sobre desigualdades en Educación, colabora con el espacio de debate político Agenda Pública.
Las reformas en el sistema de becas, ¿cómo incrementan la desigualdad?
Hay dos puntos fundamentales. El primero, es que genera incertidumbres entre aquellos más sensibles a ellas y, el segundo, es que la mejora de la eficiencia se hace a costa de las clases populares. La exigencia de nota sólo es para los más pobres, sólo recae sobre la parte más débil, por lo que se quedan fuera los que no pueden pagar desde el momento en el que la nota es un requisito fundamental.
¿A qué se refiere con las incertidumbres?
Porque de un año para otro cambiará el dinero disponible para becas. Habrá una bolsa de dinero y los becados no siempre serán los mismos de un curso para otro. Las familias no van a poder planificar los estudios universitarios de sus hijos porque no van a saber si al año siguiente podrán seguir disponiendo de ayudas. La inseguridad es enorme precisamente para quienes más necesitan saber si van a tener o no dinero para los estudios de sus hijos. Las personas que menos dinero tienen son las más sensibles a los riesgos, las que más se retraen si hay incertidumbre económica.
¿Dónde radica el principal cambio con el sistema actual?
En época de José Luis Rodríguez Zapatero se puso en marcha un sistema que traía de cabeza a Hacienda, porque consistía en no poner un límite al dinero para las becas, sino en dar becas a quienes cumplían una serie de requisitos. La clave estaba en los requisitos, no un fondo dado que se repartía hasta que se agotara. En términos presupuestarios era complicado, porque las partidas no eran previsibles, había flexibilidad.
¿Y cómo será ahora?
La LOMCE mantendrá una parte de los requisitos, pero, en líneas generales reduce la cuantía del dinero destinado a becas y, por otro, aumenta la nota hasta el 6,5  para conservarlas. Habrá un dinero determinado de becas y de beneficiarios, en lugar de lo que había antes, en el que el dinero se adaptaba a los estudiantes que cumplían con los requisitos.
¿Cuál es el perfil del estudiante universitario?
Hay que tener en cuenta que el fracaso escolar, es decir, los que no pasan de la ESO, afecta al 30% de las clases más bajas, mientras que sólo al 5% de las clases más altas. En el paso a la universidad, que en el caso de la pública está subvencionada con dinero público, ya se produce una brecha.

viernes, 21 de junio de 2013

WERT A LO SUYO QUE ES QUE LOS ESTUDIANTES NO PUEDAN ESTUDIAR

Wert obvia las críticas de los rectores y no modificará el baremo de las becas

  • El ministro anuncia que sólo se modificará el aumento previsto en la nota que hay que obtener en la ESO para acceder a una ayuda en Bachillerato
  • Los rectores creen que el nuevo sistema de becas atenta contra "la igualdad de oportunidades"
Actualizada 20/06/2013 a las 22:08  
El ministro de Educación, José Ignacio Wert, al inicio de la reunión con los rectores.  EFE
El ministro de Educación, José Ignacio Wert, al inicio de la reunión con los rectores. EFE
Ni el rechazo de los estudiantes y los sindicatos, ni la oposición de los rectores, ni el clamor de las autonomías –incluidas las del PP– han llevado a Wert a reconsiderar las exigencias académicas para acceder a ayudas al estudio en la Universidad para el próximo curso. Es decir, al contrario de lo que dio a entender este miércoles el propio ministro, su departamento no va a reconsiderar el núcleo central del nuevo sistema de becas. Los alumnos de grados universitarios tendrán que haber sacado al menos un 6,5 en selectividad (excluida la fase específica) para obtener una beca general en el curso 2013-2014. Hasta ahora era un 5,5.

La única modificación que hará, como ya anunció este miércoles, es la exigencia de una nota media de 6 en la ESO para acceder a una beca en bachillerato que prevé el borrador del decreto. No obstante, no ha especificado de qué forma afrontará ese cambio.

Tras reunirse con los rectores –muy críticos con el borrador porque, aseguran, atenta contra "la igualdad de oportunidades"– el ministro se ha mostrado poco flexible"En lo que se refiere al planteamiento general de la exigencia de rendimiento académico para el acceso y mantenimiento de las becas [universitarias] nuestra posición no va a cambiar", ha aseverado. Y a pesar de lo contundente de sus palabras sí ha dicho estar dispuesto a estudiar "con atención" las propuestas que los rectores se han comprometido a enviarle en los próximos días. Está previsto que ambos vuelvan a verse las caras de nuevo en una reunión que tendrá lugar el próximo jueves y en la que los rectores entregarán al responsable de Educación un documento con sus propuestas.

No obstante, los docentes ya le han transmitido al ministro su inquietud ante un endurecimiento de los requisitos que, según algunas fuentes, puede dejar fuera de las Universidad a entre un 20 y un 30% de los estudiantes. "Estoy en desacuerdo con esos datos, ese número no se sostiene", ha dicho, si bien no ha especificado a cuántos alumnos afectará esta modificación.
Según el borrador, a partir del próximo curso, si quieren mantener sus ayudas, los alumnos que estudien Artes y Humanidades y Ciencias Sociales y Jurídicas tendrán que, o aprobar el 100% de los créditos matriculados, o el 90% y tener un 6,5 de nota media en las superadas. Los que estudien Ciencias y Ciencias de la Salud deberán, bien aprobar todo, bien un 80% de las materias matriculadas y tener una media de 6,5. Y los de ingenierías y Arquitectura, superar el 85% de los créditos o el 65% y tener de media un 6. 

Estos requisitos son considerados excesivos por los responsables de los campus, que creen que las nuevas becas generarán un efecto disuasorio en el acceso y la continuación de los estudios universitarios. Así se lo hicieron saber este jueves al ministro en una reunión que se alargó durante casi tres horas y en la que no se acercaron las posturas. "Hay voluntad para hablar pero ningún compromiso", dijo a la salida Antoni Giró, rector de la Universitat Politècnica de Catalunya. Marcos Sacristán, rector de la universidad de Valladolid, ha indicado que "introducir excelencia" en la obtención de becas lesiona un principio fundamental como es el de "la igualdad de oportunidades".

jueves, 20 de junio de 2013

COMO SERÁ QUE NI LAS COMUNIDADES DEL PP QUIEREN LA LEY WERT.

La presión de las autonomías obliga a Wert a revisar las becas

El ministro de Educación se aviene a modificar la nota para lograr las ayudas en bachillerato y FP

El borrador del decreto exige un seis y un 5,5 respectivamente

José Ignacio Wert, a su llegada a la Conferencia Sectorial de Educación celebrada el miércoles. / ULY MARTÍN
El ministro de Educación, José Ignacio Wert, va a reconsiderar el núcleo central del nuevo reglamento de becas. Exactamente dijo que lo va a “estudiar”. Los consejeros de Educación de las comunidades gobernadas por el PP se sumaron ayer a las quejas de los demás y el ministro se quedó solo en su idea de elevar la nota en bachillerato para obtener una beca. El nuevo sistema exige una media de al menos un seis (ahora es un 5,5), un 5,5 en Formación Profesional (hoy un 5) y un 6,5 para el acceso a la universidad (5,5). El informe sobre recortes de los vicerrectores de las universidades, que presentarán hoy, irá también en esa línea. No les parece sensato endurecer unos requisitos que piensan que dejarán fuera de los campus a muchos estudiantes. Hoy por la tarde, Wert, que vive una consecución de malos tragos, se verá las caras con los responsables universitarios, que ya han puesto el grito en el cielo.
En palabras del ministro, en la reunión de ayer con los consejeros, se produjo una “discusión muy viva, profunda y con puntos de vista dispares en los que entendían que algunas de las condiciones [del sistema de becas] eran demasiado exigentes”. Y en ella no contó con aliados como reconoció a la salida: “Una parte significativa (de los consejeros) al margen del color político” han mostrado sus discrepancias… Pero el ministro dejó claro que aunque haya cambios en su decreto seguirá premiándose de alguna manera la “cultura del esfuerzo” que en su opinión se estimula subiendo la nota media mínima exigida. “Es necesario alinear las ayudas con los principios de reforma y de equidad. No queremos que nadie tenga que abandonar los estudios por razones socioeconómicas”.
Las comunidades de su partido, sin ganas de avivar la polémica, incidían en la necesidad de buscar esta “excelencia”, pero apostaron por que esta sea gradual en sus exigencias. Desde el plante de la consejera catalana, Irene Rigau, el pasado diciembre, todas las partes han hecho un esfuerzo por suavizar el enfrentamiento.
Comunidades del PP rechazan subir las exigencias por el elevado paro juvenil
Wert prefirió no hablar de los requisitos para las becas de los que van a entrar en la universidad aunque varios consejeros lo mencionaron. “Ese tema se tratará mañana en el Consejo de Universidades”, arguyó el ministro, quien pareció más proclive a rebajar la nota del bachillerato pero no la de FP, a la que no se refirió.
Hablaron las regiones socialistas de Andalucía, Asturias y las populares de Castilla-La Mancha y Castilla y León y no hizo falta más para que el ministro reculase. “Era un sentir general. No hacía falta que nos repitiéramos. Somos gente educada”, afirmó a la salida el castellanoleonés Juan José Mateos. Ellos no quieren que las notas sean un criterio tan determinante porque podría dejar fuera a alumnos con grandes dificultades económicas.
No queda claro cómo se va a concretar esta modificación de su proyecto. “Tras los escasos apoyos y la fuerte contestación social, el ministro va a revisar los requisitos y se ha comprometido a enviar un nuevo borrador”, aseguró la consejera andaluza Mar Moreno. Juan José Mateos, de Castilla y León, no fue tan preciso al respecto: “No sabemos en qué consiste la flexibilidad de lo que nos ha dicho”. En agosto, el real reglamento tiene que estár aprobado para que puedan efectuarse las solicitudes de beca. Apenas quedan cinco semanas y el real decreto tiene que pasar aún el trámite del Consejo de Estado. “Hay tiempo”, dijo Wert tranquilo.
Los rectores de las universidades insistirán hoy sobre el mismo asunto
“Queremos volver a la casilla de salida. Que un chico sin dinero con un cinco pueda seguir estudiando, como le ocurre al de una familia adinerada”, argumentó Mar Moreno. ¿Por qué si un cinco sirve para certificar un título no va a servir para obtener una beca?, planteo la consejera andaluza al ministro. “Se ha conseguido que abuelas analfabetas abracen hoy a nietas que son abogadas o médicas y eso ha sido posible porque se ha sembrado antes con una política de becas que no puede desaparecer”, dijo Moreno. Desde Extremadura, se ahondaba en lo mismo. Trinidad Nogales, su consejera, pidió que se “rebajen las exigencias académicas de forma transitoria” para conceder una beca, teniendo en cuenta el alto nivel de paro juvenil y de abandono escolar temprano que sufre su región.
Irene Rigau, la consejera catalana, dijo que uno de cada dos alumnos catalanes puede perder la beca en bachillerato con estos requisitos. “Si queremos que el cien por cien de los jóvenes llegue a FP o Bachillerato no podemos ponerles barreras”.
Wert asegura que ningún consejero puso en duda la modalidad que propone de una beca fija (de 1.500 euros frente a los 2.004 actuales) y otra variable que depende de la renta familiar y los méritos académicos de los alumnos y que se calculará con el resto de la parte fija. Sin embargo, varios de los consejeros mostraron sus dudas sobre la forma de calcularse estas ayudas. Reprocharon su opacidad.

La revolución de las becas

E. S.
> El Gobierno prepara una revolución en el sistema de concesión de ayudas al estudio que, en la práctica, supone subordinar la cuantía de las becas a las notas y al presupuesto disponible.
> Por primera vez, divide las ayudas en una parte fija, a la que tienen derecho los alumnos si cumplen unos determinados umbrales de renta y unos requisitos académicos, y otra variable, en función de los ingresos familiares, la renta, las notas y del presupuesto disponible. La primera parte (un máximo de 1.500 euros para los estudiantes con menos recursos) se reducirá sustancialmente, entre 500 y 2.000 euros. El mínimo del monto variable será de 60 euros.
> El borrador de decreto reduce los tipos de ayudas a tres con ese máximo de 1.500 euros: las actuales becas salario o compensatorias (hoy suponen entre 2.040 y 3.500 euros); las de residencia para estudiar fuera de la comunidad autónoma (entre 2.556 euros y 6.995) y una de nuevo cuño, la básica, que en la etapa universitaria eximirá de pagar la matrícula. En bachillerato y FP no se paga la matrícula salvo excepciones, así que esa ayuda sustituye a la beca de escolaridad que actualmente llega hasta los 581 euros; esta se quedaría en 200.
> El ministro de Educación, José Ignacio Wert, proyectaba elevar las exigencias académicas en las enseñanzas posobligatorias hasta el 6 en el acceso al bachillerato, el 5,5 en FP y el 6,5 para matricularse en estudios universitarios. La presión de las comunidades le ha llevado al ministro a reconsiderarlo.


miércoles, 19 de junio de 2013

martes, 18 de junio de 2013

SIN QUE NADIE LUCHE EN EL GOBIERNO POR LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES

Hemos llorado a los muertos por encima de nuestras posibilidades

El luto es una de las muestras más puras de humanidad, por eso los ritos funerarios surgieron al mismo tiempo que la civilización. Pocas cosas hay más sagradas para cualquier pueblo que honrar a sus muertos y despedirse de ellos. Es algo común en todas las culturas del mundo. En todas, excepto en la cultura troglodita de nuestra impresentable patronal.
Cuando se muere una madre, un marido, una hija o un abuelo, uno no se va de juerga al tanatorio ni emplea esos días de permiso por defunción para llegar al cementerio, echar dos palmos de tierra sobre el féretro y regresar. Es un tiempo para gestionar mil papeleos, consolar a los que se quedan solos y llorar por alguien querido al que nunca más verás. Por eso es tan inhumana esa reciente propuesta de la patronal de reducir el permiso por la muerte de un familiar “porque los viajes ya no se hacen en diligencia” ( literal).
Lo que plantea la patronal, más que a la diligencia, recuerda a la locomotora de vapor: una vuelta paulatina a los peores años de la revolución industrial. La modernidad, según la CEOE, consiste en regresar al siglo XIX eliminando todos los derechos que han logrado los trabajadores. Con el argumento de que la protección del obrero es algo de hace 50 años, la patronal pretende retroceder en el tiempo un par de siglos más.
Desde la CEOE cuestionan el absentismo laboral y ponen el grito en el cielo ante estos mínimos derechos; piden de todo porque de todo les dan. Sin embargo olvidan que el absentismo laboral ha caído a mínimos históricos con la crisis, con el miedo al despido barato de la reforma laboral. En muchos casos, no es que los trabajadores no se pongan enfermos ahora, sino que van enfermos a trabajar. En Alemania  –entre otros países europeos– hay incluso permisos para cuidar de un hijo enfermo que aquí no se pueden ni soñar; de la legislación alemana, la CEOE solo reivindica losminijobs.
La modernidad que propugna la patronal se ve también en este gráfico demoledor. En el reparto de la tarta de la riqueza nacional, por primera vez desde que existe esa estadística en España, las rentas empresariales han superado a las rentas de los trabajadores. En los años ochenta, nueve millones de asalariados conseguían el 53% de la riqueza de España. Hoy, con 16 millones de trabajadores, solo llegan al 44,6% y cada mes este porcentaje se reduce aún más, a medida que aumenta la desigualdad. Bajan los salarios, suben los beneficios empresariales. Pero la patronal cada día exige más.