domingo, 24 de febrero de 2013

MONAGO PRESUMIENDO Y LOS ESTUDIANTES ACUDIENDO A COMEDORES SOCIALES


«El retraso de las becas lleva a algunos universitarios a los comedores sociales»

Muchos estudiantes siguen sin cobrar mientras el Ministerio y la UEx se echan mutuamente la culpa de la situación 

24.02.13 - 00:24 - 
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María Soto estudia segundo curso del Grado de Educación Infantil en la Universidad de Extremadura. Esta semana ha recibido una carta del Ministerio de Educación que le informa que seguirá sin cobrar la beca hasta finales de abril. Con todos los miembros de su familia en paro todavía no tiene muy claro cómo afrontar la situación, pero asegura que su intención es terminar la carrera.
Como ella, en la Universidad de Extremadura más de la mitad de los estudiantes (que en total son 25.178) han pedido una beca. En el presente curso académico 2012-13 se han presentado 13.260 solicitudes, de las cuales están tramitadas un total de 11.368, según datos del Vicerrectorado de Estudiantes y Empleo.
El vicerrector, Ciro Pérez Giraldo, reconoce que este año ha habido un cierto retraso, pero explica que se ha debido entre otras cosas a que el Ministerio de Educación ha habilitado la aplicación informática que se utiliza para tramitar las solicitudes más tarde. De hecho, apunta que la convocatoria este año arrancó el ocho de noviembre, mientras que el curso pasado y otros anteriores comenzó el uno de octubre.
Desde el Ministerio de Educación, Javier García Vilumbrales, su jefe de prensa, asegura que ya se han pagado casi un 90 por ciento de las becas en toda España. No obstante, puntualiza que aunque las partidas económicas ya están dispuestas no pueden hacerlas llegar a los solicitantes hasta que no cuenten con todos los datos. «Si la Universidad de Extremadura no nos ha hecho llegar sus expedientes, o no todos, no podemos pagar las becas», sostiene.
Ambas instituciones no se ponen de acuerdo en quién es la culpable del retraso, pero como resultado muchos estudiantes todavía no han recibido esta importante ayuda económica cuando quedan pocos meses para que termine el curso.
Han tenido que tomar decisiones drásticas, como dejar de estudiar y volverse al pueblo o cambiar sus hábitos y su vida social para adaptarse a su paupérrima realidad. HOY ha hablado con algunos de ellos.
María Soto, por lo pronto, ha tenido que regresar a su localidad, Villafranca de los Barros. En este segundo cuatrimestre le toca hacer las prácticas y dado que ya le debía varios meses de alquiler a su casero y no parecía que el dinero de la beca fuera a llegar, decidió solicitar un colegio en su patria chica, para así por los menos minimizar los gastos.
En su primer año el dinero le llegó el dos de diciembre. Esta joven de 22 años lo recuerda perfectamente porque aquella ayuda fue recibida como agua de mayo. Con su padre y su madre en paro, sin cobrar ningún tipo de prestación, y dos hermanos, uno de veinte años, que no trabaja, y otro de diez, los 6.000 euros del Ministerio de Educación le ayudaron a poder a hacer frente a todos los gastos que lleva aparejada la vida universitaria fuera de casa. Y hasta ahorró para comenzar el actual curso, aunque nunca pensó que a estas alturas todavía no le habría llegado el dinero de este año.

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