jueves, 10 de noviembre de 2011

Un pueblo entre tinieblas.

Así es la gestión de nuestro alcalde, llena de claros y oscuros como las luces del pueblo.

Nuestro alcalde que es tan amigo de mantener "el Caudillo" en el nombre del pueblo nos hace recordar la iluminación del Guadiana de los años 50 con el apagón de luces al que ha condenado al pueblo. ¿de verdad que hemos avanzado tan poco como para no tener una iluminación mejor?


Salir de noche a dar un paseo es una ardua tarea. Entristece la falta de luz y sobre todo entristecen la falta de ideas para conseguir ahorrar.

Desde aquí le decimos a nuestro alcalde que las luces no son gastos superfluos de esos que tanto nos habla la derecha. Las personas de Guadiana pagan sus impuestos para tener un alumbrado decente. En la pasada legislatura con los fondos del Plan E se cambiaron todas las bombillas por las de bajo consumo para que el coste económico se redujese en un 80%. Es decir, tener el mismo servicio pero más barato. Eso se llama gestionar bien.

Reducir gastos quitando servicios no es ser un buen gestor es recortar derechos de los ciudadanos.

Las luces no son sólo necesarias para poder pasear tranquilamente, también lo son para poder desplazarse con seguridad y también se necesitan para protegerse de ladrones y gamberros, seguro que lo poco que se ahorra no llega para pagar los desperfectos que con la confianza de la oscuridad los pequeños gamberros ocasionaran.

Pero el tener las luces encendidas significa mucho mas, las luces afectan también al estado anímico y creo que es algo que entre todos tenemos que cuidar, el pueblo tiene que ser un lugar acogedor que invite a la alegría no una sombra que nos vuelva más apáticos.

Otro de los problemas que ocasiona la oscuridad en la calle es que no invita a salir y seguro que nuestros comerciantes se resienten.

Por otra parte, el ahorro que se produce es ínfimo, irrisorio si se compara con el mal efecto que el apagón conlleva. Somos el único pueblo de los alrededores que ha tomado una decisión tan desafortunada.

Ayer recibimos a un amigo de fuera y al ver la oscuridad en la calle nos preguntó que si tan mal nos va como para tener que apagar las luces. La respuesta es sencilla, no nos va tan mal nos gobiernan tan mal.

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