¡Que-ha-ble!, ¡que-ha-ble!
El sueño del Partido Popular de unir a todos los
españoles está dando por fin sus frutos. Bien es cierto que nunca
pensaron que nos iban a unir para ponernos a todos en su contra.
¿Quién les iba a decir que, en Bárcenas, habían tenido siempre la clave
para poner de acuerdo a toda una sociedad que ha vivido atomizada desde
que el mundo es mundo? Una persona que puede dar más la impresión de
estar en Génova porque los carajillos del bar de abajo no se beben
solos, ¿quién se lo hubiera dicho? Nadie.
El Gobierno
seguro que está contento con nuestra unión, pero para que tampoco se
nos vaya de las manos tanta hermandad –que lo poco gusta y lo mucho
cansa–, saca para defenderse a la secretaria general de su partido:
María Dolores de Cospedal, la mente preclara del PP.
Pocos políticos hay que hagan tanto por el castellano como Cospedal.
Después de su famosa explicación sobre el finiquito de Bárcenas, el
país entero ha quedado a la expectación, todos queremos más: más
comparecencias, más ruedas de prensa, más Cospedal. Queremos oírla
hablar, y nos da igual sobre qué.
A pesar de que Bárcenas la está dejando en ridículo cada vez que
pestañea, ella sabe salir del paso más que airosa, porque Cospedal no
sólo te explica lo inexplicable, además te aturde. Y de eso no pueden
presumir muchos políticos.
Sin embargo, Bárcenas, en
un giro inesperado de los acontecimientos, cuando España entera ya había
visto el vídeo explicativo de Cospedal una media de dieciséis veces
para poder entenderlo, demanda al Partido Popular por despido
improcedente. Además de empezar los trámites para empezar a cobrar el
paro, por seguir con la fiesta.
Y, cuidado, todavía Bárcenas no ha explotado todos los canales
posibles para sacarnos dinero, aún puede pedir un abogado de oficio
para los juicios que le esperan.
Cospedal no ha sido
la única del partido que ha intentado informar a la sociedad y dar
claridad al asunto, también Alfonso Alonso ha querido transmitir
tranquililidad y confianza a los ciudadanos con su " me parece todo un disparate, no tengo nada que valorar".
González Pons también ha querido traer calma al temporal, y cuando fue
preguntado por la prensa sobre Bárcenas a su llegada al Congreso
contestó: " ¡Ya está bien!",
además, en lo que se supone otro homenaje del partido a Groucho Marx,
añadió: "El PP tiene la credibilidad que tiene y el señor Bárcenas tiene
la credibilidad que tiene. Ustedes pueden elegir a quién creer", en
clara referencia a la frase "¿a quién va a creer usted, a mí o a sus
propios ojos?".
Con esto no queremos decir que Génova parezca el camarote de los Hermanos Marx. Bueno sí.
Pero por mucho que intenten eclipsarla, la estrella sigue siendo María
Dolores. Cabe recordar que cuando no había Bárcenas ni sobres ni
cuentas en Suiza, Cospedal era una política normal, una política que
mentía a lo sosainas.
Pero ahora Cospedal ha tenido que reinventarse a sí misma.
Cree fervientemente que da igual qué digas, sino cómo lo digas. Y mucha
razón que lleva, porque en España nada es lo que es, sino lo que
parece. Hay corrupción, pero en la declaración de la renta de Mariano no
lo parece. Hay gente mintiendo que debería dimitir, pero al Partido
Popular no se lo parece. Y ésta es la dinámica que nos queda para los
próximos tres años.
Siguiendo esta creencia de que la
realidad no es más que lo que tú quieres que sea, Cospedal está basando
su defensa en no nombrar lo que no quiere que exista. Por ejemplo, Luis
Bárcenas es "esa persona a la que usted se refiere". Es muy ídola.
También ha prohibido que se nombre la palabra "desahucio" en la información que hacen llegar a las familias a las que van a desahuciar.
Puede que eufemismos como "una indemnización en diferido" se le den
bien, pero son afirmaciones como "todo el mundo lo sabe porque lo sabe
todo el mundo" las que te hacen pensar que, de verdad, María Dolores
tiene un don.
"Todo el mundo lo sabe porque lo sabe
todo el mundo", ¿se puede ser más jefa? ¿Qué es? ¿Un palíndromo? No lo
sé! Pero es incontestable.
Desde aquí, humildemente, pedimos que sea Cospedal quien a partir de
ahora haga todos los comunicados del Gobierno y la que aparezca en cada
consejo de ministros, queremos saber su punto de vista, sus
cavilaciones, sus cositas. Sólo ella es capaz de hacer de un trastorno
en el lenguaje, un arte.
Sigue así, pero con cuidado,
María Dolores, porque –para que nos entendamos– la gente empieza a
ponerse lo contrario de relajada y a veces siente deseos de hacer actos
nada simulados y que pueden bordear –muy por fuera– la ley. Toda
sociedad tiene un nivel de aguante en cuanto a tomarlos por debajo de lo
normal se trata y una vez sobrepasado ese nivel las reacciones son
imprevisibles. Pero seguro que esto usted ya lo sabe, esto todo el mundo
lo sabe porque lo sabe todo el mundo.
FUENTE: eldiario.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario